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Cómo la obesidad promueve condiciones proinflamatorias en las articulaciones: estudio

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Investigadores de la Universidad de Birmingham han descubierto que la obesidad puede causar cambios en el entorno dentro de las articulaciones de las personas, promoviendo condiciones proinflamatorias que empeoran la artritis. El estudio, publicado en Clinical and Translational Medicine, encontró que los factores asociados con la obesidad estaban alterando células específicas en el tejido que recubre las articulaciones de pacientes con osteoartritis.

La obesidad altera el entorno articular

Debido a la obesidad, el tejido adiposo puede experimentar cambios metabólicos, lo que lleva a la liberación de proteínas inflamatorias conocidas como citocinas y adipocinas, que propagan la inflamación por todo el cuerpo. Los investigadores encontraron que estas proteínas también cambiaban el entorno articular, dejando a las células de la articulación vulnerables a convertirse en proinflamatorias. Según la autora principal del estudio, la Dra. Susanne Wijesinghe: “La obesidad afecta negativamente a los fibroblastos sinoviales, que son células madre involucradas en la regulación del líquido lubricante de las articulaciones. El efecto es que estas células se reprograman en aquellas que promueven la inflamación dentro del líquido alrededor de las articulaciones. Entonces, como manzanas podridas en un barril, comienzan a afectar toda la articulación, aumentando la secreción de sustancias químicas como CHI3L1, que degradan la articulación y aumentan la progresión de la osteoartritis”.

El peso no es el factor principal que afecta a las células de la articulación

El estudio encontró que el peso no era el factor principal que afectaba a las células de la articulación, lo que llevaba a una inflamación más significativa. Los investigadores utilizaron información de biopsias de varias articulaciones, incluyendo tanto articulaciones que soportan peso, como caderas y rodillas, como articulaciones que no lo hacen, como las manos. Determinaron que la tensión física adicional en las articulaciones asociada con la obesidad no era el factor impulsor detrás de las citocinas proinflamatorias. Además, el estudio encontró que entre los 16 pacientes con un índice de masa corporal (IMC) de más de 30, el peso solo no explicaba los cambios moleculares en esas articulaciones.

Implicaciones clínicas

El estudio ofrece una mejor comprensión de lo que puede causar la osteoartritis y puede ser útil en el diseño de mejores estudios para comprender con precisión las diferentes condiciones que afectan a los pacientes con osteoartritis. La investigación también puede guiar el desarrollo de nuevos fármacos para la enfermedad. El profesor Simon W. Jones, de la Universidad de Birmingham, dijo: “Ahora se pueden considerar específicamente posibles objetivos y formas de administrar fármacos para pacientes que tienen y no tienen cambios metabólicos impulsados por la obesidad. Además, tratar a los pacientes con osteoartritis que tienen obesidad como un subgrupo clínico puede ver si terapias específicas que aborden el elemento metabólico de la enfermedad pueden detener el riesgo subyacente”.

Citas e ideas

Este estudio proporciona más evidencia de que la osteoartritis (OA) no es solo la consecuencia inevitable del desgaste, sino el resultado de cambios bioquímicos complejos y variados en la articulación, como afirma Zoe Chivers, directora de Servicios e Influencia en la organización benéfica Versus Arthritis. Según los hallazgos de la investigación, la obesidad puede afectar a las células que recubren las articulaciones, lo que puede hacer que esas células sean más propensas a la inflamación. Estos cambios ocurren en articulaciones que soportan peso como la rodilla y la cadera, y en articulaciones que no lo hacen, como la mano. Además, estos cambios ocurren tanto en individuos obesos como en delgados. Estos hallazgos avanzan significativamente en nuestra comprensión de los factores que podrían contribuir al desarrollo de la osteoartritis, acercándonos un paso más a identificar terapias más efectivas en los próximos años.

Enlace al estudio original: Universidad de Birmingham